Los dos únicos loros migratorios en peligro de extinción
Cuando pensamos en la migración de los animales, siempre vienen a la mente imágenes de grandes manadas de caribúes en movimiento a través de la tundra o del polvo que se levantaba en el Serengeti de África bajo los cascos de miles de ñúes. Pero los verdaderos campeones de la migración son las aves.
Cada año se ven cientos de millones de aves, desde cigüeñas y gansos hasta el más mínimo colibrí, que llevarán a cabo un viaje hacia lo desconocido. El charrán ártico hace un peregrinaje anual del Círculo Polar Ártico hasta el borde de la barrera de hielo antártico y viceversa. Y el año pasado un vuelvepiedras rojizo (ave playera rechoncha de la mitad del tamaño de un pollo) fue localizado en un viaje de 27.000 kilómetros ida y vuelta desde Australia a Siberia y Alaska, volando, incluso, durante seis días sin parar a través de los océanos.
Este fin de semana fue el Día Mundial de las Aves Migratorias (9 de mayo), mucha gente se unió alrededor del mundo para celebrar este fenómeno de la naturaleza: la migración de las aves. Han sido pocos los que han pensado en loros en este día, pero aquí, en Australia, tenemos los dos únicos loros migratorios de larga distancia del mundo.
Tanto el loro swift (Lathamus discolor) como el periquito ventrinaranja (Neophema chrysogaster) de Tasmania migran a finales del verano haciendo un camino a través de las traicioneras aguas del Estrecho de Bass para pasar el invierno en el continente. Evitar el invierno frío de Tasmania podría parecer una buena estrategia de supervivencia, pero está lleno de peligros. A lo largo de este viaje, las aves deben enfrentarse a la posibilidad de mal tiempo que sopla a su curso, o, después de llegar a su destino agotados y muertos de hambre, se encuentran con condiciones de pobreza y poca comida.
Tristemente, estas dos especies de loros se encuentran entre las aves más amenazadas del mundo. Hay múltiples desafíos al tratar de conservar las especies migratorias como el hábitat de los que dependen, que no se limita a un solo lugar. Las aves migratorias como estos dos loros necesitan buenas condiciones no sólo en sus lugares de origen y de destino, sino también en todas sus paradas durante camino.
En Tasmania, los loros swift anidan en árboles maduros, en huecos que están muy cerca de su fuente de alimento preferido - la flor del eucalipto y el eucalipto blanco-. El problema es que la floración de los árboles en los que se alojan los loros es muy irregular - las áreas que producen néctar abundante un año pueden no hacerlo en los cinco siguientes, obligando a los loros a moverse, incluso fuera de su área de reproducción. En el continente el loro swift por lo general se dirige a los bosques del interior de Victoria y la mitad sur de Nueva Gales del Sur, pero, en años de sequía, cuando los árboles no florecen, se ven obligados a seguir en movimiento, a veces tan al norte que cruzan la frontera en Queensland.
Para el periquito ventrinaranja (Neophema chrysogaster), el hábitat disponible es aún más restringido. Ahora, confinado a una pequeña porción de bosque, en el suroeste de Tasmania. Tal es la lucha del el periquito ventrinaranja que ahora hay menos de 50 aves que sobrevivan en estado silvestre, y se prevé que se habrá extinguido en los próximos cinco años.